La crisis del Cine comercial
y el auge del cine artístico
A
medida que las películas de Hollywood se hacían cada vez más grandes en forma,
y más escasas de contenido, había mas de donde escoger
Así, se profundizó la grieta entre el llamado cine comercial, cuya
principal factoría siguió siendo Estados Unidos, y el
cine arte, elaborado en mayor abundancia en otras regiones del mundo. Esto se
debió a varias razones. Por una parte, el cine comercial se hizo cada vez más
caro de producir, y por ende, menos productoras podían incursionar en él
(fundamentalmente de Estados Unidos); aunque esta tendencia se revirtió en
parte con el auge de la computación, como lo prueban filmes europeos
comerciales como los manufacturados por Luc Besson (Nikita, El quinto elemento), por ejemplo. En
segundo lugar, realizar películas con contenido artístico se transformó para
los círculos culturales europeos, latinoamericanos o asiáticos en una especie
de estandarte cultural, para oponerse a la cultura de los Estados Unidos. De
todas maneras, esta línea divisoria, muy marcada en las décadas de 1980 y 1990,
se fue diluyendo entrado el siglo XXI, porque las nuevas posibilidades de los efectos
especiales por computadora y el cine digital permitieron abaratar los costos de
las películas comerciales. Además, el cine arte nunca desapareció por completo
de Estados Unidos, como lo prueba un cineasta como David Lynch (Terciopelo azul, Twin Peaks), el
cual, de todas maneras, para muchas de sus películas debió recurrir a capitales
europeos.
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