El padre del Neoliberalismo y sus hijos
El error de diciembre se presentó como la primer crisis del México del TLCAN y el primer signo del fracaso
A partir de
octubre de 1994, se produjo el derrumbe de las reservas internacionales, pero
Salinas decidió postergar la devaluación del peso, lo que implicaba que el
ajuste tendría un costo mayor. En este contexto y ya con Ernesto Zedillo Ponce
de León (1994-2000) instalado en la Presidencia de la República, se produjo el
“error de diciembre”, cuando José Serra Puche, Secretario de Hacienda, decidió
cambiar la resolución del Director del Banco de México, Miguel Mancera Aguayo
(quien proponía la libre flotación) y estableció una ligera ampliación de la
banda de flotación (del 15%); sin embargo, se hizo del conocimiento de los
empresarios miembros del Comité de Seguimiento del Pacto, la difícil situación
de las reservas internacionales. Filtrada la información, hubo compras masivas
y especulativas de dólares. La devaluación no fue provocada por la fuga de
capitales sino a la inversa. Entre el 20 y el 21 de diciembre las reservas se
redujeron en casi 5 mil millones de dólares; lo que forzó a decretar la libre
flotación.
La devaluación
de diciembre suscitó pánico en los mercados cambiarios y financieros por el
colapso de las reservas acumuladas de la deuda pública a corto plazo y por la
incapacidad de Clinton de apoyar a México con 6 mil millones de dólares (El
Congreso se opuso). El resultado, en el ámbito internacional se conoció como el
“efecto tequila” que se concretó en una situación de emergencia financiera y en
la caída de las bolsas de valores en América Latina. La primera crisis de la
globalización hizo acto de presencia. La consecuencia inmediata fue una feroz
recesión: el mercado de valores perdió 40% de su valor sólo en el mes de enero
de 1995, la tasa de interés subió a más del 60%, aumentaron el desempleo y el
subempleo, cientos de pequeñas empresas cerraron y el sector bancario en su
totalidad fue técnicamente declarado en bancarrota, cuyo costo se calculaba ya,
superior a los 80 mil millones de dólares (Riding, 2000).
En febrero de 1995
se instrumentó el rescate financiero por 50 mil millones de dólares, que se
tradujo en un alto costo económico para México, en restricciones crediticias
impuestas por el FMI y limitación a la expansión del crédito interno, que
paralizó la economía nacional, con sus consecuentes implicaciones económicas
(crisis productiva), sociales (pobreza, desempleo) y políticas (aumento del
voto antipriísta). Así por ejemplo, el gobierno de Zedillo aplicó un programa
de ajuste ortodoxo caracterizado por una política monetaria y fiscal
fuertemente restrictiva (tasas de interés real muy altas).
En el primer trimestre de 1995, irrumpió la
recesión económica más grave y profunda de México, pues el PIB cayó durante el
año a un -6.9% y el consumo global bajó en un -11.7%; para marzo de 1995, el
peso había alcanzado una devaluación del 94.6% respecto al dólar (Guillen, 2000).
Al llamado “Efecto tequila” se le
consideró como la primer crisis de las economías globalizadas pues sus
repercusiones impactaron a varios países latinoamericanos. A México le costó
más de 70 mil millones de dólares, una disminución económica cercana al -7%,
desempleo galopante, quiebra de pequeñas y medianas empresas, violencia social,
aparición de los deudores de la banca (los “barzonistas”), proliferación de la
economía informal, etcétera. Empero, después de 1996 inició la recuperación
económica, que para el año 2000 registró en crecimiento del 6.9% del PIB y con
una inflación de un dígito (7%). Dicho proceso se explicó por el inesperado
crecimiento económico de Estados Unidos que prevaleció en el periodo 1992-2000.
A
pesar de la difícil situación que manejo el presidente Zedillo en su sexenio,
por un mal manejo económico por parte de la gente que conformaba su gabinete, este
logro terminar de una manera decente su sexenio al casi nivelar la economía a
como estaba a principios de su mandato. Este es un ejemplo claro de cómo a
pesar de que se puede tener un gran modelo económico en auge y que ya se haya
desempeñado de una manera correcta con anterioridad, si no hay un buen equipo
para manejar la tan frágil economía como la que posee México, el modelo no tendrá
éxito.
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