domingo, 12 de junio de 2016

La cultura en los 80

Cultura de los 80. Una cultura joven


El 29 de octubre de 1985 se en la ciudad de México se inauguró el primer local de McDonalds abrió sus puertas. 




La historia de los años 80 está marcada por la música, el cine, la televisión, el deporte, la moda y los personajes que contribuyeron a fortalecer el mundo del espectáculo, no solo en México sino en todo el mundo y en cualquier idioma. 




México busca incorporase a la dinámica de la globalización pretende homogenizar, estandarizar y masificar las concepciones, los deseos y las manifestaciones culturales en la comida, las expresiones, la música, los bailes, el vestido, las tradiciones, los afectos, los valores, el lenguaje; en una palabra, el universo de la vida cotidiana para crear condiciones más propicias para la expansión del mercado transnacional en nuestra sociedad y que nos lleva a la transculturización

Porque incluso ésas nuevas formas, esos nuevos lenguajes que todos comenzaban a hablar, en un mundo donde los problemas de unos eran los mismos que los del otro.Se habla de lo mismo, con la juventud de lo que está surgiendo. La vida de nuestros padres que no es más que nuestra propia vida, su rebeldía o curiosidad por lo desconocido, la hora de vivir, el México destrozado de 1985 y los valores tocados por una reina del pop o gente que dice la verdad en lo que hace, los que viven el precio de la injusticia y de los que gozan en la oscuridad de la noche sin que los problemas lo abrumen. 




Porque es hora de escuchar al olvidado en medio de la pista de baile o detrás de una pantalla, porque ellos no son mas que nosotros mismos. Lo que ahí se vive nos ayuda a entender perfectamente el ahora, las enfermedades de ese entonces y la gravedad de la actualidad o la cura, lo que está en nuestras manos o de lo que simplemente somos parte. porque es lo que nos tocó vivir...











  VIDA EN LA CIUDAD         CINE           MÚSICA

viernes, 10 de junio de 2016

Música

La música, la bandera de las clases


A diferencia de todo producto músical en el pasado, ya sin pretender crear una identidad mexicana y como sucedia con la especialización  dentro del capitalismo, la diversidad cultural del mundo globalizado, no hubo una época donde las diferencias culturales entre cada clase fuera tan evidente.
En medio de tanta variedad las grandes pandillas, los niños bien, la música infantil, la cultura underground y aquellos que incluso disfrutaban de la música extranjera, la música se volvió en elemento importante de la identidad de cada persona  e incluso servia como identificación en unos casos y estigma en otro.

En este contexto surgieron géneros y cantantes que aún en la actualidad escuchamos Timbiriche, Magneto, Parchis, Flans, todos, a partir de su experiencia narraban la forma de vivir en este país y ver los problemas que aquejaban a todos. 


Café Tacvba, María

Parchis, Don diablo

Timbiriche, Si no es ahora

Magneto, Vuela vuela

Molotov, El carnal de las estrellas



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El orden mundial

Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI)
Con el término de la segunda guerra mundial, las relaciones económicas internacionales habían estado marcadas por la existencia de tres grandes bloques de países que en su interior presentaban una serie de características económicas y políticas relativamente comunes, consecuencia del doble conflicto de intereses económicos y políticos.
 El conflicto de Norte-Sur, en el Norte se encontraban los países occidentales de economía de mercado y los países desarrollados de economía planificada, mientras tanto el Sur el bloque era con el correr de los años cada vez más heterogéneo, conformado por países en vía de desarrollo de economía de mercado y de economía planificada.

Es en 1974 cuando el uso de la expresión Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) adquiere un significado específico. En ese año la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración y el Plan de Acción para el establecimiento de ese Nuevo Orden, cuya valoración fue diferente entre los tres grandes grupos de países, puesto que su impulso se debió a los llamados del Tercer Mundo, cuyos intereses querían ser reconocidos.

El concepto de OEI supone el rechazo de la autonomía como modelo de organización económica del estado. También hay que resaltar que el término OEI es un concepto dinámico, no estático, en continua evolución como resultado de los cambios que se van produciendo en la realidad mundial que se intenta regular. 


 El concepto de OEI supone el rechazo de la autonomía como modelo de organización económica del estado. También hay que resaltar que el término OEI es un concepto dinámico, no estático, en continua evolución como resultado de los cambios que se van produciendo en la realidad mundial que se intenta regular. Es decir, las características del OEI debe ser un claro reflejo de la realidad económica internacional del momento.




En toda esta nueva estructura surgió la iniciativa de crear un nuevo orden mundial de la información y comunicación. Este proyecto buscaba reorganizar los flujos y contenidos comunicativos globales a través de distintas políticas estatales. A pesar de que esta iniciativa tuvo lugar en los años setenta, fue a principios de los ochenta que con base en la investigación de los problemas comunicativos de la época se produjo un documento importante que guiaría el rumbo de la información y comunicación; El informe MacBride. El Informe MacBride, también conocido como "Voces Múltiples, Un Solo Mundo", es un documento de la Unesco publicado en 1980 y redactado por una comisión presidida por el irlandés Seán MacBride, ganador del premio Nobel de la Paz. Su objetivo era analizar los problemas de la comunicación en el mundo y las sociedades modernas, particularmente con relación a la comunicación de masas y a la prensa internacional, y entonces sugerir un nuevo orden comunicacional para resolver estos problemas y promover la paz y el desarrollo humano (Esteinou, 1980). El informe MacBride es un documento, de carácter político e intelectual, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) cuyo objetivo era el desarrollo de un nuevo equilibrio mundial en el ámbito de la información y de la comunicación.


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¿Y la crisis económica?

¿Y ahora qué?

¡Sorpresa! Después de la emoción generada por el descubrimiento de los yacimientos petroleros en donde todos nos veíamos como el país más poderoso y rico, despertamos a la cruda realidad.

A pesar del tercer Informe de Gobierno del Presidente López Portillo en el que afirmaba: “El petróleo es nuestra potencialidad de autodeterminación, porque nos hará menos dependientes del financiamiento externo y mejorará nuestras relaciones económicas internacionales” el descenso del precio del petróleo ha traído a la crisis de vuelta y encima la ha aumentado. Los salarios reales se han hundido, el desempleo es la moda y cada vez el país genera menos productividad.


Rápidamente, el costo de la deuda pública ha incrementado debido a la elevación de los intereses en mercados bancarios. El Secretario de Hacienda David Ibarra Muñoz quien ya había advertido en 1978 que México estaba de cara a una doble crisis. Busca aminorar la situación para la población.

Entre 1982 y 1984 se estima que el PIB de la región quedará estancado, tan sólo En 1982 el tipo de cambio pasó de 27 a 150 pesos por dólar y las reservas de divisas bajaron. La inflación fue de 98.8% y quedó por arriba de las tasas de interés. La inversión fija se ha reducido cerca de 5 por ciento de la producción anual y este parece ser el inicio de una grave crisis económica. La inflación total de la década se estima que incrementará el 70% de los precios. Las familias mexicanas ya no sabemos qué hacer con los precios.




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El tercer gobierno neoliberal. Ernesto Zedillo Ponce de León

El padre del Neoliberalismo y sus hijos

El error de diciembre se presentó como la primer crisis del México del TLCAN y el primer signo del fracaso



A partir de octubre de 1994, se produjo el derrumbe de las reservas internacionales, pero Salinas decidió postergar la devaluación del peso, lo que implicaba que el ajuste tendría un costo mayor. En este contexto y ya con Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) instalado en la Presidencia de la República, se produjo el “error de diciembre”, cuando José Serra Puche, Secretario de Hacienda, decidió cambiar la resolución del Director del Banco de México, Miguel Mancera Aguayo (quien proponía la libre flotación) y estableció una ligera ampliación de la banda de flotación (del 15%); sin embargo, se hizo del conocimiento de los empresarios miembros del Comité de Seguimiento del Pacto, la difícil situación de las reservas internacionales. Filtrada la información, hubo compras masivas y especulativas de dólares. La devaluación no fue provocada por la fuga de capitales sino a la inversa. Entre el 20 y el 21 de diciembre las reservas se redujeron en casi 5 mil millones de dólares; lo que forzó a decretar la libre flotación.
La devaluación de diciembre suscitó pánico en los mercados cambiarios y financieros por el colapso de las reservas acumuladas de la deuda pública a corto plazo y por la incapacidad de Clinton de apoyar a México con 6 mil millones de dólares (El Congreso se opuso). El resultado, en el ámbito internacional se conoció como el “efecto tequila” que se concretó en una situación de emergencia financiera y en la caída de las bolsas de valores en América Latina. La primera crisis de la globalización hizo acto de presencia. La consecuencia inmediata fue una feroz recesión: el mercado de valores perdió 40% de su valor sólo en el mes de enero de 1995, la tasa de interés subió a más del 60%, aumentaron el desempleo y el subempleo, cientos de pequeñas empresas cerraron y el sector bancario en su totalidad fue técnicamente declarado en bancarrota, cuyo costo se calculaba ya, superior a los 80 mil millones de dólares (Riding, 2000).


En febrero de 1995 se instrumentó el rescate financiero por 50 mil millones de dólares, que se tradujo en un alto costo económico para México, en restricciones crediticias impuestas por el FMI y limitación a la expansión del crédito interno, que paralizó la economía nacional, con sus consecuentes implicaciones económicas (crisis productiva), sociales (pobreza, desempleo) y políticas (aumento del voto antipriísta). Así por ejemplo, el gobierno de Zedillo aplicó un programa de ajuste ortodoxo caracterizado por una política monetaria y fiscal fuertemente restrictiva (tasas de interés real muy altas).

 En el primer trimestre de 1995, irrumpió la recesión económica más grave y profunda de México, pues el PIB cayó durante el año a un -6.9% y el consumo global bajó en un -11.7%; para marzo de 1995, el peso había alcanzado una devaluación del 94.6% respecto al dólar (Guillen, 2000).

     Al llamado “Efecto tequila” se le consideró como la primer crisis de las economías globalizadas pues sus repercusiones impactaron a varios países latinoamericanos. A México le costó más de 70 mil millones de dólares, una disminución económica cercana al -7%, desempleo galopante, quiebra de pequeñas y medianas empresas, violencia social, aparición de los deudores de la banca (los “barzonistas”), proliferación de la economía informal, etcétera. Empero, después de 1996 inició la recuperación económica, que para el año 2000 registró en crecimiento del 6.9% del PIB y con una inflación de un dígito (7%). Dicho proceso se explicó por el inesperado crecimiento económico de Estados Unidos que prevaleció en el periodo 1992-2000.



      A pesar de la difícil situación que manejo el presidente Zedillo en su sexenio, por un mal manejo económico por parte de la gente que conformaba su gabinete, este logro terminar de una manera decente su sexenio al casi nivelar la economía a como estaba a principios de su mandato. Este es un ejemplo claro de cómo a pesar de que se puede tener un gran modelo económico en auge y que ya se haya desempeñado de una manera correcta con anterioridad, si no hay un buen equipo para manejar la tan frágil economía como la que posee México, el modelo no tendrá éxito.



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El segundo gobierno neoliberal. Carlos Salinas de Gortari






Después de poner un poco las cosas en orden con el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) la economía comenzaba a despegar en tres aspectos: la contención de la inflación, el crecimiento de la producción y la renegociación de la deuda externa. Con el PECE, la inflación redujo considerablemente sus índices de crecimiento. Así, mientras que en 1987 la inflación fue de 167%, para 1988 bajó al 80%, en 1989 disminuyó a 60%, 1990 a 40%, 1991 a 20% y 1992 a 14%, en 1993 y 1994 fue de un dígito (8% y 7.1%). De forma paralela, se registró un aumento en la actividad económica y se concretó en los índices del PIB de la siguiente forma: 1988=1.4%, 1989=2.9%, 1990=3.9%, 1991=3.5%, 1992=2.6%, 1993=0.4%, 1994=2.4% (Antonio, 1988).




    Ante el sombrío panorama de la década de los ochenta, la renegociación de la deuda constituyó un éxito rotundo para el gobierno de Salinas. Para su antecesor, el problema de la deuda fue uno de los principales factores de inestabilidad económica, pues su renegociación fue un dilema de difícil solución. Esto fue así, porque, mientras en la década de los sesenta y los setenta el endeudamiento externo permitió el crecimiento del país, en los ochenta, dejamos de crecer con tal de pagar la deuda. Carlos Salinas logró renegociar la deuda externa, bajo los auspicios del Plan Brady sustentada en los siguientes términos: el 47% de la base elegible se reestructuró a una tasa anual fi ja del 6.25%, el 41% de la base implicó una cancelación del 35% del capital; y el 12% significó dinero fresco.
  El entorno esclareció el apremio del gobierno de Salinas por concretar el Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1993, donde México, aprovechando su ubicación geográfica y su numerosa, disciplinada y barata fuerza de trabajo, estuvo en condiciones de convertirse en un país exportador (Antonio, 1988). 

En 1994, entra en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), creando una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo y estableciendo la base para un crecimiento económico fuerte y mayor prosperidad para Canadá, Estados Unidos y México. Durante 15 años, el TLCAN ha demostrado cómo el libre comercio contribuye al incremento de la riqueza y la competitividad brindando verdaderos beneficios a las familias, agricultores, trabajadores, fabricantes y consumidores.
El Secretario de Comercio y Fomento Industrial de México, Jaime Serra; el Ministro de Industria, Ciencia y Tecnología y Comercio Internacional de Canadá, Michael Wilson; y la Representante Comercial de EEUU, Carla Hills, fueron los encargados de realizar las negociaciones del TLCAN.
En este acuerdo los tres países confirman su compromiso de promover el empleo y el crecimiento económico, mediante la expansión del comercio y de las oportunidades de inversión en la zona de libre comercio. También ratifican su convicción de que el TLCAN aumentara la competitividad internacional de las empresas mexicanas, canadienses y estadounidenses. Se reitera el compromiso de los tres países del TLC de promover el desarrollo sostenible, proteger, ampliar y hacer efectivos los derechos laborales, así como mejorar las condiciones de trabajo en los tres países.
Los principales objetivos del TLCAN son:


  • Eliminar barreras al comercio.
  • Promover condiciones para una competencia justa.
  • Incrementar las oportunidades de inversión.
  • Proporcionar protección adecuada a los derechos de propiedad intelectual.
  • Establecer procedimientos efectivos para la aplicación del Tratado y la solución de controversias
  • Fomentar la cooperación trilateral, regional y multilateral.

 En el gobierno de Carlos Salinas, se consolidó la reforma del Estado con la venta de grandes empresas paraestatales, el saneamiento de las finanzas públicas (al pasar del déficit al superávit fiscal), el control de la inflación, así como las modificaciones constitucionales de los artículos 3, 27 y 130. Las reformas constitucionales dejaron de lado las principales fuentes de la legitimidad estatal nutridas en el nacionalismo revolucionario. Para subsanar y apuntalar al nuevo proyecto, Salinas presentó en marzo de 1992 en la Asamblea Extraordinaria del PRI al “Liberalismo Social” como cobijo y sustento ideológico de la reforma del Estado.
     Es claro que el gobierno de Salinas, ya con una economía mejor asentada y ordenada, pudo implementar de manera más acertada el modelo Neoliberal que tanto prometía estabilizar al país, y que tal como las cifras lo indican, así lo hizo. Es cierto que su gobierno estuvo opacado por grandes acontecimientos como el levantamiento del EZLN en Chiapas, el asesinato de Luis Donaldo Colosio candidato del PRI a la presidencia de la República y la ejecución de Francisco Ruiz Massieu Coordinador de los diputados del PRI, y aunque estos sucesos terminaron con la tan buena popularidad que el presidente se había ganado por la visión de modernidad ye estabilidad que le había brindado al país, no se puede negar que la correcta implementación del modelo Neoliberal a su cargo trajo muchos beneficios para la economía mexicana. 





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Miguel de la Madrid Hurtado


Las sorpresas de ser presidente




El periodo presidencial que abarca de 1982 a 1988 estuvo a cargo de Miguel de la Madrid Hurtado, quien fue el primero en aplicar medidas neoliberales en su gobierno y ponerle fin al Estado de Bienestar mexicano. Es vital destacar que de la Madrid fue sucesor de uno de los sexenios más desastrosos para la economía nacional, que corrió a manos de José López Portillo. Este le herdedo un severo contexto de crisis económica, así como una banca recién nacionalizada que traía problemas que debido a la situación no podían ser solucionados de inmediato; en pocas palabras le dejo la economía hecha pedazos.
     La crisis a la que se tuvo que enfrentar el presidente Hurtado abarcaba: crisis agrícola, desarticulación industrial, déficit de la balanza de pagos, déficit fiscal, desigual distribución del ingreso, etcétera; y también, tuvo que hacer frente a la recesión económica de 1982 (con una disminución del PIB del -0.2%), excesivo índice inflacionario (del 100%), incremento de precios y tarifas del sector público, elevado déficit de la balanza comercial no petrolera y una creciente deuda pública. Resumidamente el presidente había heredado un país insostenible (Salazar, 1998).

     Como si no fuera suficiente, el presidente tuvo que enfrentarse además a las diversas condiciones internacionales, como el alza en las tasas de interés (ante una deuda total de 80,000 millones de dólares), reducción de nuevos créditos de las instituciones financieras internacionales, la caída de los precios mundiales del petróleo, etc.
     Ante esta situación el gobierno instauro una estrategia para frenar la crisis que azotaba al país. Esta se vio plasmada en un programa de diez puntos para el corto plazo conocido como Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), complementado con la estrategia a mediano y largo plazo plasmada en el Plan Nacional de Desarrollo 1983- 1988 (PND) que buscó mediante la política del cambio estructural, que el crecimiento económico a mediano plazo, no generara ni agudizara los desequilibrios que condujeron a la crisis de 1982 (De la Madrid, 1986).
La aplicación del PIRE, se convirtió en una rápida disminución del déficit público, pero provocó una intensa convulsión en varias actividades productivas, lo que agudizó la recesión económica, así como el número de desempleados. El problema de la deuda externa se transformó en uno de los mayores obstáculos para el crecimiento económico en el sexenio. La aplicación de topes salariales al extenderse indefinidamente, afectó a los sectores más desprotegidos.




      En 1986, y ante una impresionante caída del precio internacional del petróleo, el gobierno dejó de percibir más de 8,000 millones de dólares, lo que repercutió en la estructura económica nacional: se incrementó el déficit público y la deuda pública interna; aumentó el circulante como mecanismo inflacionario de financiamiento; la inflación alcanzó los tres dígitos (105%); se contrajo la actividad económica (el PIB cayó a -4%); se redujo el gasto público pero no el servicio de la deuda; el gobierno exigió mayor responsabilidad a los acreedores internacionales; se propuso y discutió el “plan azteca”, etcétera. De igual forma, el gobierno mexicano decidió incorporarse al Acuerdo General sobre Aranceles Y Comercio (GATT)  que representó el parteaguas en la liberalización comercial y luego financiera.
En junio de ese año se anunció, en compañía del Secretario de la SPP, Carlos Salinas de Gortari, el Programa de Aliento y Crecimiento (PAC) que propuso la revitalización de la economía y la obtención de “dinero fresco” para reactivar el crecimiento y controlar la inflación. Con la firma del nuevo acuerdo con el FMI (23 de julio) y bajo la óptica de “crecer para pagar”, México obtuvo por fin, después de diez meses de abstinencia obligada, un nuevo crédito de más de 7,000 millones de dólares, que en palabras del gobierno, posibilitarían la correcta aplicación del PAC.
Desafortunadamente de nueva cuenta fracasaron los intentos del gobierno para reordenar la economía. Los resultados del PAC fueron en extremo dramáticos: en 1987, se produjo una caída del PIB al registrar un índice negativo del -3.4%, mientras que la inflación superó la barrera de tres dígitos (167%) (Rivera, 1997).

Ante situación tan crítica, el gobierno respondió con uno de los programas que rompería la ortodoxia de la política económica de corte neoliberal aplicada hasta entonces. Nos referimos al Pacto de Solidaridad Económica (PASE), firmado en diciembre de 1987 y cuyo principal objetivo fue disminuir la espiral inflacionaria a través de los acuerdos entre gobierno, empresarios y sectores asalariados: el primero como árbitro; los segundos, comprometidos a no aumentar artificialmente los precios; los terceros, obligados a no demandar cualquier aumento salarial por arriba de lo pactado. Para frenar la inflación, se establecieron mecanismos de seguimiento de los aumentos de los precios de los productos de consumo suntuario y de los salarios.


     Tal como se pudo ver, Miguel de la Madrid, heredo un país en un estado crítico y una economía totalmente devastada, razones por las cuales se vio frenado y no se pudo aplicar en sus totalidad el modelo neoliberal, aunque este se seguía presentando como la solución a la gran crisis económica que azotaba al país, pero que por las circunstancias que este mismo vivía, no podía aplicarse de manera correcta. 




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