El 29 de octubre de 1985 se en la ciudad de México se inauguró el primer local de McDonalds abrió sus puertas.
La historia de los años 80 está marcada por la música, el cine, la televisión, el deporte, la moda y los personajes que contribuyeron a fortalecer el mundo del espectáculo, no solo en México sino en todo el mundo y en cualquier idioma.
México busca incorporase a la dinámica de laglobalizaciónpretende homogenizar, estandarizar y masificar las concepciones, los deseos y las manifestaciones culturales en la comida, las expresiones, lamúsica, los bailes, el vestido, las tradiciones, los afectos, los valores, ellenguaje; en una palabra, el universo de la vida cotidiana para crear condiciones más propicias para la expansión del mercado transnacional en nuestra sociedad y que nos lleva a la transculturización
Porque incluso ésas nuevas formas, esos nuevos lenguajes que todos comenzaban a hablar, en un mundo donde los problemas de unos eran los mismos que los del otro.Se habla de lo mismo, con la juventud de lo que está surgiendo. La vida de nuestros padres que no es más que nuestra propia vida, su rebeldía o curiosidad por lo desconocido, la hora de vivir, el México destrozado de 1985 y los valores tocados por una reina del pop o gente que dice la verdad en lo que hace, los que viven el precio de la injusticia y de los que gozan en la oscuridad de la noche sin que los problemas lo abrumen.
Porque es hora de escuchar al olvidado en medio de la pista de baile o detrás de una pantalla, porque ellos no son mas que nosotros mismos. Lo que ahí se vive nos ayuda a entender perfectamente el ahora, las enfermedades de ese entonces y la gravedad de la actualidad o la cura, lo que está en nuestras manos o de lo que simplemente somos parte. porque es lo que nos tocó vivir...
A diferencia de todo producto músical en el pasado, ya sin pretender crear una identidad mexicana y como sucedia con la especialización dentro del capitalismo, la diversidad cultural del mundo globalizado, no hubo una época donde las diferencias culturales entre cada clase fuera tan evidente.
En medio de tanta variedad las grandes pandillas, los niños bien, la música infantil, la cultura underground y aquellos que incluso disfrutaban de la música extranjera, la música se volvió en elemento importante de la identidad de cada persona e incluso servia como identificación en unos casos y estigma en otro.
En este contexto surgieron géneros y cantantes que aún en la actualidad escuchamos Timbiriche, Magneto, Parchis, Flans, todos, a partir de su experiencia narraban la forma de vivir en este país y ver los problemas que aquejaban a todos.
El orden mundial Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) Con el
término de la segunda guerra mundial, las relaciones económicas internacionales
habían estado marcadas por la existencia de tres grandes bloques de países que
en su interior presentaban una serie de características económicas y políticas
relativamente comunes, consecuencia del doble conflicto de intereses económicos
y políticos.
El conflicto de Norte-Sur, en el Norte se
encontraban los países occidentales de economía de mercado y los países
desarrollados de economía planificada, mientras tanto el Sur el bloque era con
el correr de los años cada vez más heterogéneo, conformado por países en vía de
desarrollo de economía de mercado y de economía planificada.
Es en
1974 cuando el uso de la expresión Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI)
adquiere un significado específico. En ese año la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprueba la Declaración y el Plan de Acción para el
establecimiento de ese Nuevo Orden, cuya valoración fue diferente entre los
tres grandes grupos de países, puesto que su impulso se debió a los llamados
del Tercer Mundo, cuyos intereses querían ser reconocidos.
El concepto de OEI supone el rechazo de la autonomía
como modelo de organización económica del estado. También hay que resaltar que
el término OEI es un concepto dinámico, no estático, en continua evolución como
resultado de los cambios que se van produciendo en la realidad mundial que se
intenta regular.
El concepto de OEI supone el rechazo de la autonomía
como modelo de organización económica del estado. También hay que resaltar que
el término OEI es un concepto dinámico, no estático, en continua evolución como
resultado de los cambios que se van produciendo en la realidad mundial que se
intenta regular. Es decir, las características del OEI debe ser un claro
reflejo de la realidad económica internacional del momento.
En toda esta nueva estructura surgió la iniciativa de crear
un nuevo orden mundial de la información y comunicación. Este proyecto buscaba
reorganizar los flujos y contenidos comunicativos globales a través de
distintas políticas estatales. A pesar de que esta iniciativa tuvo lugar en los
años setenta, fue a principios de los ochenta que con base en la investigación
de los problemas comunicativos de la época se produjo un documento importante
que guiaría el rumbo de la información y comunicación; El informe MacBride. El
Informe MacBride, también conocido como "Voces Múltiples, Un Solo
Mundo", es un documento de la Unesco publicado en 1980 y redactado por una
comisión presidida por el irlandés Seán MacBride, ganador del premio Nobel de
la Paz. Su objetivo era analizar los problemas de la comunicación en el mundo y
las sociedades modernas, particularmente con relación a la comunicación de
masas y a la prensa internacional, y entonces sugerir un nuevo orden
comunicacional para resolver estos problemas y promover la paz y el desarrollo
humano (Esteinou, 1980). El informe MacBride es un documento, de carácter
político e intelectual, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) cuyo objetivo era el
desarrollo de un nuevo equilibrio mundial en el ámbito de la información y de la
comunicación.
¡Sorpresa!
Después de la emoción generada por el descubrimiento de los yacimientos
petroleros en donde todos nos veíamos como el país más poderoso y rico,
despertamos a la cruda realidad.
A pesar del
tercer Informe de Gobierno del Presidente López Portillo en el que afirmaba: “El
petróleo es nuestra potencialidad de autodeterminación, porque nos hará menos
dependientes del financiamiento externo y mejorará nuestras relaciones
económicas internacionales” el descenso del precio del petróleo ha traído a la
crisis de vuelta y encima la ha aumentado. Los salarios reales se han hundido, el
desempleo es la moda y cada vez el país genera menos productividad.
Rápidamente,
el costo de la deuda pública ha incrementado debido a la
elevación de los intereses en mercados bancarios. El Secretario de Hacienda David Ibarra Muñoz quien ya había advertido
en 1978 que México estaba de cara a una doble crisis. Busca aminorar la situación para la población.
Entre 1982
y 1984 se estima que el PIB de la región quedará estancado, tan sólo En 1982 el tipo de cambio pasó de 27 a 150 pesos por dólar y las reservas de divisas bajaron. La inflación fue de 98.8% y quedó por arriba de las tasas de interés. La inversión fija se ha reducido cerca de
5 por ciento de la producción anual y este parece ser el inicio de una grave crisis económica. La inflación total de la década se estima que incrementará el 70% de los precios. Las familias mexicanas ya no sabemos qué hacer con los precios.
El error de diciembre se presentó como la primer crisis del México del TLCAN y el primer signo del fracaso
A partir de
octubre de 1994, se produjo el derrumbe de las reservas internacionales, pero
Salinas decidió postergar la devaluación del peso, lo que implicaba que el
ajuste tendría un costo mayor. En este contexto y ya con Ernesto Zedillo Ponce
de León (1994-2000) instalado en la Presidencia de la República, se produjo el
“error de diciembre”, cuando José Serra Puche, Secretario de Hacienda, decidió
cambiar la resolución del Director del Banco de México, Miguel Mancera Aguayo
(quien proponía la libre flotación) y estableció una ligera ampliación de la
banda de flotación (del 15%); sin embargo, se hizo del conocimiento de los
empresarios miembros del Comité de Seguimiento del Pacto, la difícil situación
de las reservas internacionales. Filtrada la información, hubo compras masivas
y especulativas de dólares. La devaluación no fue provocada por la fuga de
capitales sino a la inversa. Entre el 20 y el 21 de diciembre las reservas se
redujeron en casi 5 mil millones de dólares; lo que forzó a decretar la libre
flotación.
La devaluación
de diciembre suscitó pánico en los mercados cambiarios y financieros por el
colapso de las reservas acumuladas de la deuda pública a corto plazo y por la
incapacidad de Clinton de apoyar a México con 6 mil millones de dólares (El
Congreso se opuso). El resultado, en el ámbito internacional se conoció como el
“efecto tequila” que se concretó en una situación de emergencia financiera y en
la caída de las bolsas de valores en América Latina. La primera crisis de la
globalización hizo acto de presencia. La consecuencia inmediata fue una feroz
recesión: el mercado de valores perdió 40% de su valor sólo en el mes de enero
de 1995, la tasa de interés subió a más del 60%, aumentaron el desempleo y el
subempleo, cientos de pequeñas empresas cerraron y el sector bancario en su
totalidad fue técnicamente declarado en bancarrota, cuyo costo se calculaba ya,
superior a los 80 mil millones de dólares (Riding, 2000).
En febrero de 1995
se instrumentó el rescate financiero por 50 mil millones de dólares, que se
tradujo en un alto costo económico para México, en restricciones crediticias
impuestas por el FMI y limitación a la expansión del crédito interno, que
paralizó la economía nacional, con sus consecuentes implicaciones económicas
(crisis productiva), sociales (pobreza, desempleo) y políticas (aumento del
voto antipriísta). Así por ejemplo, el gobierno de Zedillo aplicó un programa
de ajuste ortodoxo caracterizado por una política monetaria y fiscal
fuertemente restrictiva (tasas de interés real muy altas).
En el primer trimestre de 1995, irrumpió la
recesión económica más grave y profunda de México, pues el PIB cayó durante el
año a un -6.9% y el consumo global bajó en un -11.7%; para marzo de 1995, el
peso había alcanzado una devaluación del 94.6% respecto al dólar (Guillen, 2000).
Al llamado “Efecto tequila” se le
consideró como la primer crisis de las economías globalizadas pues sus
repercusiones impactaron a varios países latinoamericanos. A México le costó
más de 70 mil millones de dólares, una disminución económica cercana al -7%,
desempleo galopante, quiebra de pequeñas y medianas empresas, violencia social,
aparición de los deudores de la banca (los “barzonistas”), proliferación de la
economía informal, etcétera. Empero, después de 1996 inició la recuperación
económica, que para el año 2000 registró en crecimiento del 6.9% del PIB y con
una inflación de un dígito (7%). Dicho proceso se explicó por el inesperado
crecimiento económico de Estados Unidos que prevaleció en el periodo 1992-2000.
A
pesar de la difícil situación que manejo el presidente Zedillo en su sexenio,
por un mal manejo económico por parte de la gente que conformaba su gabinete, este
logro terminar de una manera decente su sexenio al casi nivelar la economía a
como estaba a principios de su mandato. Este es un ejemplo claro de cómo a
pesar de que se puede tener un gran modelo económico en auge y que ya se haya
desempeñado de una manera correcta con anterioridad, si no hay un buen equipo
para manejar la tan frágil economía como la que posee México, el modelo no tendrá
éxito.
Después de poner
un poco las cosas en orden con el sexenio de Carlos Salinas de Gortari
(1988-1994) la economía comenzaba a despegar en tres aspectos: la contención de
la inflación, el crecimiento de la producción y la renegociación de la deuda
externa. Con el PECE, la inflación redujo considerablemente sus índices de
crecimiento. Así, mientras que en 1987 la inflación fue de 167%, para 1988 bajó
al 80%, en 1989 disminuyó a 60%, 1990 a 40%, 1991 a 20% y 1992 a 14%, en 1993 y
1994 fue de un dígito (8% y 7.1%). De forma paralela, se registró un aumento en
la actividad económica y se concretó en los índices del PIB de la siguiente
forma: 1988=1.4%, 1989=2.9%, 1990=3.9%, 1991=3.5%, 1992=2.6%, 1993=0.4%,
1994=2.4% (Antonio, 1988).
Ante el sombrío panorama de la década de
los ochenta, la renegociación de la deuda constituyó un éxito rotundo para el
gobierno de Salinas. Para su antecesor, el problema de la deuda fue uno de los
principales factores de inestabilidad económica, pues su renegociación fue un
dilema de difícil solución. Esto fue así, porque, mientras en la década de los
sesenta y los setenta el endeudamiento externo permitió el crecimiento del
país, en los ochenta, dejamos de crecer con tal de pagar la deuda. Carlos
Salinas logró renegociar la deuda externa, bajo los auspicios del Plan Brady
sustentada en los siguientes términos: el 47% de la base elegible se
reestructuró a una tasa anual fi ja del 6.25%, el 41% de la base implicó una
cancelación del 35% del capital; y el 12% significó dinero fresco.
El entorno esclareció el apremio del
gobierno de Salinas por concretar el Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1993,
donde México, aprovechando su ubicación geográfica y su numerosa, disciplinada
y barata fuerza de trabajo, estuvo en condiciones de convertirse en un país
exportador (Antonio, 1988).
En 1994, entra en
vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), creando una de
las zonas de libre comercio más grandes del mundo y estableciendo la base para
un crecimiento económico fuerte y mayor prosperidad para Canadá, Estados Unidos
y México. Durante 15 años, el TLCAN ha demostrado cómo el libre comercio
contribuye al incremento de la riqueza y la competitividad brindando verdaderos
beneficios a las familias, agricultores, trabajadores, fabricantes y
consumidores.
El
Secretario de Comercio y Fomento Industrial de México, Jaime Serra; el Ministro
de Industria, Ciencia y Tecnología y Comercio Internacional de Canadá, Michael
Wilson; y la Representante Comercial de EEUU, Carla Hills, fueron los
encargados de realizar las negociaciones del TLCAN.
En
este acuerdo los tres países confirman su compromiso de promover el empleo y el
crecimiento económico, mediante la expansión del comercio y de las
oportunidades de inversión en la zona de libre comercio. También ratifican su
convicción de que el TLCAN aumentara la competitividad internacional de las
empresas mexicanas, canadienses y estadounidenses. Se reitera el compromiso de
los tres países del TLC de promover el desarrollo sostenible, proteger, ampliar
y hacer efectivos los derechos laborales, así como mejorar las condiciones de
trabajo en los tres países.
Los principales
objetivos del TLCAN son:
Eliminar barreras al comercio.
Promover condiciones para una competencia
justa.
Incrementar las oportunidades de inversión.
Proporcionar protección adecuada a los
derechos de propiedad intelectual.
Establecer procedimientos efectivos para la
aplicación del Tratado y la solución de controversias
Fomentar la cooperación trilateral, regional y
multilateral.
En el gobierno de Carlos Salinas, se
consolidó la reforma del Estado con la venta de grandes empresas paraestatales,
el saneamiento de las finanzas públicas (al pasar del déficit al superávit fiscal),
el control de la inflación, así como las modificaciones constitucionales de los
artículos 3, 27 y 130. Las reformas constitucionales dejaron de lado las
principales fuentes de la legitimidad estatal nutridas en el nacionalismo
revolucionario. Para subsanar y apuntalar al nuevo proyecto, Salinas presentó
en marzo de 1992 en la Asamblea Extraordinaria del PRI al “Liberalismo Social”
como cobijo y sustento ideológico de la reforma del Estado.
Es claro que el gobierno de Salinas, ya con una economía
mejor asentada y ordenada, pudo implementar de manera más acertada el modelo
Neoliberal que tanto prometía estabilizar al país, y que tal como las cifras lo
indican, así lo hizo. Es cierto que su gobierno estuvo opacado por grandes
acontecimientos como el levantamiento del EZLN en Chiapas, el asesinato de Luis
Donaldo Colosio candidato del PRI a la presidencia de la República y la
ejecución de Francisco Ruiz Massieu Coordinador de los diputados del PRI, y
aunque estos sucesos terminaron con la tan buena popularidad que el presidente
se había ganado por la visión de modernidad ye estabilidad que le había
brindado al país, no se puede negar que la correcta implementación del modelo
Neoliberal a su cargo trajo muchos beneficios para la economía mexicana.
El periodo
presidencial que abarca de 1982 a 1988 estuvo a cargo de Miguel de la Madrid Hurtado,
quien fue el primero en aplicar medidas neoliberales en su gobierno y ponerle
fin al Estado de Bienestar mexicano.
Es vital destacar que de la Madrid fue sucesor de uno de los sexenios más desastrosos
para la economía nacional, que corrió a manos de José López Portillo. Este le
herdedo un severo contexto de crisis económica, así como una banca recién
nacionalizada que traía problemas que debido a la situación no podían ser
solucionados de inmediato; en pocas palabras le dejo la economía hecha pedazos.
La crisis a la que se tuvo que enfrentar
el presidente Hurtado abarcaba: crisis agrícola, desarticulación industrial,
déficit de la balanza de pagos, déficit fiscal, desigual distribución del
ingreso, etcétera; y también, tuvo que hacer frente a la recesión económica de
1982 (con una disminución del PIB del -0.2%), excesivo índice inflacionario
(del 100%), incremento de precios y tarifas del sector público, elevado déficit
de la balanza comercial no petrolera y una creciente deuda pública.
Resumidamente el presidente había heredado un país insostenible (Salazar, 1998).
Como
si no fuera suficiente, el presidente tuvo que enfrentarse además a las
diversas condiciones internacionales, como el alza en las tasas de interés
(ante una deuda total de 80,000 millones de dólares), reducción de nuevos créditos
de las instituciones financieras internacionales, la caída de los precios
mundiales del petróleo, etc.
Ante
esta situación el gobierno instauro una estrategia para frenar la crisis que
azotaba al país. Esta se vio plasmada en un programa de diez puntos para el
corto plazo conocido como Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), complementado
con la estrategia a mediano y largo plazo plasmada en el Plan Nacional de
Desarrollo 1983- 1988 (PND) que buscó mediante la política del cambio
estructural, que el crecimiento económico a mediano plazo, no generara ni
agudizara los desequilibrios que condujeron a la crisis de 1982 (De la Madrid, 1986).
La aplicación
del PIRE, se convirtió en una rápida disminución del déficit público, pero
provocó una intensa convulsión en varias actividades productivas, lo que
agudizó la recesión económica, así como el número de desempleados. El problema
de la deuda externa se transformó en uno de los mayores obstáculos para el
crecimiento económico en el sexenio. La aplicación de topes salariales al
extenderse indefinidamente, afectó a los sectores más desprotegidos.
En
1986, y ante una impresionante caída del precio internacional del petróleo, el
gobierno dejó de percibir más de 8,000 millones de dólares, lo que repercutió
en la estructura económica nacional: se incrementó el déficit público y la
deuda pública interna; aumentó el circulante como mecanismo inflacionario de
financiamiento; la inflación alcanzó los tres dígitos (105%); se contrajo la
actividad económica (el PIB cayó a -4%); se redujo el gasto público pero no el
servicio de la deuda; el gobierno exigió mayor responsabilidad a los acreedores
internacionales; se propuso y discutió el “plan azteca”, etcétera. De igual
forma, el gobierno mexicano decidió incorporarse al Acuerdo General sobre
Aranceles Y Comercio (GATT) que
representó el parteaguas en la liberalización comercial y luego financiera.
En junio de ese
año se anunció, en compañía del Secretario de la SPP, Carlos Salinas de
Gortari, el Programa de Aliento y Crecimiento (PAC) que propuso la
revitalización de la economía y la obtención de “dinero fresco” para reactivar
el crecimiento y controlar la inflación. Con la firma del nuevo acuerdo con el
FMI (23 de julio) y bajo la óptica de “crecer para pagar”, México obtuvo por
fin, después de diez meses de abstinencia obligada, un nuevo crédito de más de
7,000 millones de dólares, que en palabras del gobierno, posibilitarían la
correcta aplicación del PAC.
Desafortunadamente
de nueva cuenta fracasaron los intentos del gobierno para reordenar la
economía. Los resultados del PAC fueron en extremo dramáticos: en 1987, se
produjo una caída del PIB al registrar un índice negativo del -3.4%, mientras
que la inflación superó la barrera de tres dígitos (167%) (Rivera, 1997).
Ante situación
tan crítica, el gobierno respondió con uno de los programas que rompería la
ortodoxia de la política económica de corte neoliberal aplicada hasta entonces.
Nos referimos al Pacto de Solidaridad Económica (PASE), firmado en diciembre de
1987 y cuyo principal objetivo fue disminuir la espiral inflacionaria a través
de los acuerdos entre gobierno, empresarios y sectores asalariados: el primero
como árbitro; los segundos, comprometidos a no aumentar artificialmente los
precios; los terceros, obligados a no demandar cualquier aumento salarial por
arriba de lo pactado. Para frenar la inflación, se establecieron mecanismos de
seguimiento de los aumentos de los precios de los productos de consumo
suntuario y de los salarios.
Tal como se pudo ver, Miguel de la Madrid,
heredo un país en un estado crítico y una economía totalmente devastada,
razones por las cuales se vio frenado y no se pudo aplicar en sus totalidad el
modelo neoliberal, aunque este se seguía presentando como la solución a la gran
crisis económica que azotaba al país, pero que por las circunstancias que este
mismo vivía, no podía aplicarse de manera correcta.